Juan de Dios Ramos resalta los valores del paisaje y el paisanaje de Pino Santo en el pregón de las fiestas de La Salud

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Juan de Dios Ramos resalta los valores del paisaje y el paisanaje de Pino Santo en el pregón de las fiestas de La Salud

Momento de lectura del Pregón

Bajo el título ‘Mirando a Dios y mirando a la Tierra’, el ex alcalde de Teror, Juan de Dios Ramos Quintana pronunció el Pregón que abre las fiestas de La Salud en el barrio satauteño de Pino Santo Alto, ante la presencia del alcalde de Santa Brígida, José Armengol, junto a varios concejales del municipio, así como numerosos vecinos del lugar y del becino barrio terorense de Arbejales, donde nació y ha residido casi toda su vida -salvo el periodo militar- Ramos Quintana. Tras la lectura del Pregón dio comienzo una noche de taifas con la participación de las Agrupaciones Folclóricas Las Goteras, Guiniguada, Manantial e Iballa, así como la Parranda Los Ovejeros, los cuerpos de baile de la Escuela de Folclore de San mateo, Aires de Medianías y Aires de Taifa, además de la Escuela Canaria de Música y Danza.

El texto íntegro del pregón dio comienzo con una cita de Cesare Pavese “No tenemos más que una virtud: comenzar cada día la vida esperando un despertar”, tras lo cual saludó al alcalde satauteño, y al público presente: “Mis primeras palabras quiero que sean de agradecimiento. Gracias al señor presidente de la Asociación de Vecinos y a Cristian por la deferencia y honor que me han dispensado. Gracias a ustedes por estar aquí, por las muestras de cariño y afecto que me han otorgado”.

“Pino Santo Alto es un barrio entrañable: está entre Teror y San Mateo. Sabe a Dios y está a la vera del camino que conduce a la Virgen del Pino, Patrona de Gran Canaria, testigo de tanta fe y de tanto encuentro. Sabe a tierra y no está lejos de Santa Brígida, pueblo que cuida con esmero el suelo. Sabe a brisa purificada que recibe de sus montañas pureza y alegría: El Lomo la Mesa, Los Lomitos, Las Laderas, Las Guirreras, El Campanario,… Estos riscos se miran en sus vaguadas y laderas fértiles y le dan al paisaje una belleza increíble: El Llano, Lomo Espino, Pino Santo Bajo,…

Pino Santo Alto tiene esa ventaja: conjuga paisaje y montaña, nubes y vientos y el mar al fondo. Se diría que es un paisaje que se declina con luz sobrenatural. Con una luz especial que solo tienen algunas geografías. Por ejemplo, la vuestra. Aquí, ‘geografía es amor’, como diría el poeta José García Nieto… Por lo tanto, el paisaje se convierte en paisanaje.

Este paisaje está dibujado por una tierra feraz y agradecida, bien cultivada, gracias a la sabiduría y al desvelo de sus habitantes. El paisaje es deslumbrante. La mano de Dios ha pasado por estas tierras y las ha embellecido profundamente: hay castaños, novales, higueras, manzanos, naranjos, laureles, cañas, helechos, tunos, pitas, escobones. Todo en un bello desorden. Sin llegar a ser selva, se convierte en una sintonía de colores que adornan todo el entorno. Sois unos afortunados. Estáis a pie de campo, a pie de surcos, a pie de cosechas, de faenas y de granos. En cada surco late un montón de amor y de esperanza, por eso vivir en Pino Santo Alto es vivir a pleno pulmón, es dejarse inundar por el aire fresco de vuestro cielo. Por eso es importante escuchar el lenguaje de la naturaleza. Y vosotros lo entendéis perfectamente. Y ¿qué os dice? Tenéis que ser como las flores, como los árboles, como las espigas: enamorados del sol, pero fieles a las raíces.

Paisaje y hombre

No cabe duda de que tierra y paisaje se entienden perfectamente. Se entienden y se compenetran. El hombre cuida el paisaje y el paisaje, agradecido, cuida del hombre. No siembre ha sido así. Literalmente hablando, el hombre se refugia en el paisaje y en él trabaja, en él se divierte, en él descansa, en él vive y sobrevive, en él ama… Fray Luis de León necesitaba ir a descansar a las afueras de Salamanca para trascender y escribir:

‘Qué descansada vida

la del que huye del mundanal ruido

y sigue la escondida

senda por donde han ido

los pocos sabios que en el mundo han sido.

 

Despiértenme las aves

con su cantar suave lo aprendido.

Ni los cuidados graves

de que siempre ha seguido

quien al ajeno arbitrio esté atenido…

 

Del monte en la ladera

por mi mano plantado tengo un huerto,

que con la primavera

de bella flor cubierto,

y a muestra en esperanza el fruto cierto…

 

El aire el huerto orea,

y ofrece mil olores al sentido,

los árboles menean

con un manso ruido

que del oro y del cielo pone olvido…

 

A mi una pobrecilla

mesa, de amable paz bien abastada

me basta, y la vajilla

de fino oro labrada

sea de quien la mar no teme airada…

 

A la sombra tendido

de yedra y lauro eterno coronado,

puesto el atento oído

al son dulce, acordado,

del plecto sabiamente meneado’.

 

Fray Luis de León deseaba la soledad, la paz, el sosiego, la tranquilidad… La necesitaba.

‘Vivir quiero conmigo,

gozar quiero del bien que debo al cielo,

a solas, sin testigo,

libre de amor, de celo,

de odio, de esperanza, de recelo’.

 

Buscaba la tranquilidad. ¿Para qué? Para llenar su alma de cielo, sin olvidar el suelo.

‘Sierra que vas al cielo

altísimo, y que gozas del sosiego

que no conoce el suelo,

a donde el vulgo ciego

ama el morir ardiendo en vivo fuego’.

 

Con  el paisaje, el poeta va creando un género literario humano, religioso y bucólico. Y aparece la literatura bucólica, la literatura pastoril, las églogas… De todo esto tenemos ejemplos espléndidos en la creación literaria. Virgilio escribió sus ‘Bucólicas’ hay encuentro, diálogo, amor. Hay belleza por los cuatro costados, se da una complicidad entre pastor-pastora y ovejas, en medio de un paisaje apasionante. Es la vida campestre, son los diálogos entre un ‘yo’ y un ‘tú’. Por ejemplo, Teócrito de Siracusa. Por ejemplo, el ‘Cantar de los Cantares’.

‘¡Mi amado!

¡Véanlo, aquí llega saltando por los montes,

brincando por las colinas!

Es mi amado un

gamo, parece

un cervatillo’

 

El amor ilumina su interior:

‘¡Qué hermosa eres, amada mía,

qué hermosa eres!…

Tus cabellos como un rebaño

de cabras, que desciende

por la sierra.

Tus dientes, cual rebaños

de ovejas trasquiladas…

Tus labios, cinta escarlata,

y tu habla fascinante…

Hasta que surge el día

y huyan las tinieblas,

me voy al monte de la mirra,

a la colina del incienso…

¡Toda hermosa, amada mía,

no hay defecto en ti’.

(Cantar de los Cantares 2  y 3)

Todo esto en medio de un ambiente prodigioso, placentero, apacible, sosegado, sereno, grato, deleitoso, atractivo, ameno…

Y siempre, una torrentera de versos, de palabras con acento bucólico: la pastorela, la serrana, el cantar lírico, cuyo asunto es el encuentro de un caminante con una moza bravía que le ayudaba a encontrar el camino en la sierra. Tenemos como género interesante las serranillas. Sin duda, aquí, de una manera o de otra, también se dieron, aunque no tengamos ejemplos. El amor no es ajeno.

Imaginaos los siglos XVI y XVII ¿Cómo sería Pino Santo Alto? Tan cercano el paisaje, pero también tan inédito y hospitalario. Y con el cristianismo vinieron las oraciones por los vivos y los difuntos, tan frecuentes en estos lugares. Entre nosotros están los ‘ranchos de ánimas’, muy arraigados en nuestra región. Se cultivaron las letrillas a la Virgen, a los Santos, a los difuntos… Tenemos las letrillas preciosas dedicadas a San Isidro. Hay muchos ejemplos, cómo pensaban, cómo rezaban, cómo se divertían nuestros antepasados. Parafraseando a Ortega y Gasset, nuestros antepasados eran peregrinos por tantos caminos reales como labraron, eran creyentes por tantas ermitas como construyeron, añoraban a los difuntos y pensaban en el más allá, en los ‘ranchos’. Y vosotros erais unos privilegiados porque teníais la fuente a vuestra vera y ahí podíais desahogaros. ‘Sólo la fuente se oía’.

‘¡Oh cristalina fuente,

si en esos tus semblantes plateados

formases de repente

los ojos deseados

que tengo en mis entrañas dibujados!’

(San Juan de la Cruz)

Y tenéis el lavadero, para dejar el alma y el vestido limpios.

Y tenéis la ermita para renovarse y rezar a Dios.

Y tenéis caminos para peregrinar, algunos con más de doscientos años, bien conservados, con piedras de la zona. Y siempre nos topamos con el paisaje. El paisaje tiene vida. Es un pálpito del amor de Dios a esta tierra. Es una corazonada cultivada por el corazón agradecido del hombre.

Por un momento, vayamos de nuevo a los siglos XVI y XVII. ¿Cómo sería? Si hoy es casi selva, entonces sería selva completa. Selva donde la mano de Dios se siente. El campo como desahogo, como descanso. Antiguamente iban al desierto para meditar, para enriquecerse, para encontrarse con Dios. Aquí, sin duda, vendrían a Pino Santo Alto. Porque aquí, todo le hablaba de Dios. Porque aquí, todo le hablaba de esperanza.

‘Contigo, mano a mano

busquemos otros prados y otros ríos,

otros valles floridos y sombríos,

donde descanse, y siempre pueda verte

ante los ojos míos,

sin miedo y sobresalto de perderte’

(Garcilaso de la Vega)

Y surge, no podía ser menos, el amor platónico o no:

‘Por ti el silencio de la selva umbrosa,

por ti la esquividad y el apartamiento

del solitario monte me aguardaba;

por ti la verde hierba, el fresco viento,

el blanco lirio y colorista rosa

y dulce primavera deseaba…

Salí sin duelo lágrimas corriendo.

 

La blanca Filomena

casi como dolida

y a compasión movida,

dulcemente responde al sol lloroso..

Acuérdame, durmiendo aquí alguna hora

que despertando, a Elisa vi a mi lado.

¿Quién me dijera, Elisa, vida mía,

cuando en aqueste valle al fresco viento

andábamos cogiendo tiernas flores?…

(Garcilaso de la Vega)

El campo para el hombre y para la mujer es un lugar de descanso. Para el poeta, un retiro soñado… Lope de Vega soñaba con el campo, aunque en la ciudad vivía demasiado bien, demasiado bien. Lope de Vega, creyente y pecador, soñaba en un mundo utópico. La vida retirada da sabiduría, una sabiduría especial que no dan los libros. Da una vida sana en lo físico, en lo moral, en lo espiritual… ‘Los pocos sabios que en el mundo han sido’. Hoy hemos perdido esa vida, ése sabor. Casi nos es imposible soñarla. Pero tenemos rincones que nos prometen vivir y soñar. Soñar que es vivir, como diría Unamuno, para sobrevivir. Un mundo como el vuestro… En todo esto se respira trascendencia. Como diría André Gidé donde hay amor verdadero allí está Dios, allí palpita Dios. Por eso en medio del silencio surge esta pregunta:

‘Pastores los que fuerdes

allá por la majadas la otero

si por ventura vierdes

aquel que yo más quiero,

decilde que adolesco, peno y muero.

 

¡Oh bosques y espesuras,

plantados por la mano del Amado!

¡Oh prado de verduras

de flores esmaltado,

decid si por vosotros ha pasado!’

Y las criaturas responden:

‘Mil gracias derramando

pasó por estos sotos con presura,

y yéndolos mirando,

con sola su figura

vestidos los dejó de su hermosura’.

(San Juan de la Cruz)

De la soledad a la compañía, del campo al encuentro con Dios que nos busca, a través del paisaje, de las tierras labradas con fervor… La Virgen de la Salud está aquí de muchas maneras… El amor a la naturaleza, el amor bucólico, el amor a Dios… no están muy separados. Quizás están más unidos de lo que a primera vista podemos sospechar. Es la mística del encuentro, es la mística del amor, es la mística del paisaje. Y el amor a Dios -desde el principio- no ha estado ausente de estas tierras. Y surgen las metáforas, las palabras, las imágenes, los templos, las ermitas… En Canarias, nuestros antepasados, han sido pródigos en vivir así, en hacer vida así, en sorprender a la vida así, en cuidar de la naturaleza.

Llegados a este punto de mi pregón no puedo más que estar muy ansioso y agradecido y decir todo lo que he sentido y vivido como vecino y como Alcalde, de municipio limítrofe. Desde mi niñez conocí, respiré, viví esta zona de Gran Canaria y me sentí siempre como un vecino más, con los compromisos que todo representante de la Administración conlleva, y como persona que siento este lugar, Pino Santo Alto, muy cercano y amigable. Créanme de verdad que un día cuando Don Manuel Galindo alcalde de esta Villa y amigo desde el Ayuntamiento, hicimos la primera caminata a Teror, experimenté aquello de que el camino que con él hice desde el Sur y las Vegas sentía un amor tan inmenso por todo lo que conlleva apreciar y cuidar nuestras tradiciones; como así quedó demostrado con el señalamiento del camino del Pino, desde Las Goteras a Teror y le siguieron, fieles a ese compromiso, otros alcaldes y alcaldesas que aún perduran, y todos los años se ha dado fe pública en el Pórtico de la Basílica, en Teror, y aquí en Pino Santo donde el regidor de Teror les hace el primer recibimiento.

Cómo no, sentí la satisfacción del compromiso cumplido con mis antepasados al comunicar Santa Brígida con Teror; de haberlo podido hacer realidad, y se conectó Arbejales con esta Villa. La Vega de San Mateo y Las Palmas de verdad es de las obras con las que más satisfacción he sentido. Al fin los pueblos limítrofes le damos continuidad al desarrollo de nuestras medianías aunque después tuve el honor de ser el presidente del Consorcio de Medianías de Gran Canaria y de la Mancomunidad de Municipios no Costeros de Canarias, con sede en San Mateo y conocí mucho más de estos parajes.

Zonas de nuestras medianías que sufrieron años muy difíciles de crisis con la pos guerra civil, emigración a Cuba, Argentina y luego a Venezuela y finalmente el Sur de Gran Canaria. Desde esta isla un recuerdo especial para todos los emigrantes que en los últimos días hemos visto sangre isleña correr por la tierra que les acogió, que hoy sufre una crisis de identidad de proporciones imprevisibles.

En este punto quiero hacer referencia, que no he querido hablar de la historia pues ya otros/as lo hicieron antes que yo y muy bien, por cierto.

Pero sí quiero mencionar la fiesta del caballo; esa festividad que es nuestra y es parte importante de nuestras fiestas, valga la redundancia. Desde aquí quiero solicitar, requerir que se vuelva al tiempo en el que las personas que fundaron esta fiesta estén presentes, y hace falta, pues, que entre todos reivindiquemos para este barrio la Fiesta Ecuestre que forma parte de la tradición e idiosincracia de este lugar y que tendría continuidad, todo el año, y sería un recurso importante que contribuiría al desarrollo de la economía local de la zona.

Desde aquí, gracias a tantas personas como Teodoro Torres Falcón y otros hijos de este barrio, donde la parte principal de estas fiestas o centro de atención es la Virgen de la Salud, que por cierto pocas advocaciones a esta virgen en Canarias, pero ya saben que María es la madre de todos y bajo cualquier advocación es el centro de nuestras vidas y de Pino Santo, tan sólo he encontrado 4 o 5 lugares de Canarias donde se le venere, mención aparte una talla flamenca que data de 1800 y pico, encontrada en un oratorio en Era de la Mota, Valsequillo.

Y, qué decir, de su llegada a este barrio con las limosnas de sus vecinos y alguna rifa, que fue comprada con todo cariño, esta preciosa imagen que aquí se venera.

Fiestas que más reunirán a todas las familias en la romería y en la función pero también a la sombra de la parra con su buen asadero que nos hará recordar buenos momentos pasados antes y ahora; y si hablamos de carne, yo disfruté en este barrio de la carne de burro, que no ha de ser muy mala, pues todavía estoy aquí.

Llega el final de mi pregón. Quiero dar las gracias a tantas personas: a las que están aquí; a los que han venido de fuera; a los que me ayudaron con los datos para confeccionar este pregón; a los que han hecho posible parte de la historia de este barrio; al Cronista oficial de Teror, Juan José Laforet, para lo que aprovecho a instarles a que un día les imparta una charla sobre la Fiesta del Caballo, en Pino Santo Alto; a Don Andrés Rodríguez, cura que nació en el Faro y fue coadjutor de esta iglesia, a la que donó varias imágenes; a Daniel y Juanito que fueron los que les tocó pedir para la fiesta en Arbejales; a Juanito el lechero que con la donación de estos terrenos dio pie al resurgir de este hermoso barrio; a la Asociación de Vecinos; a la Comisión de Fiestas; a Luis y Christian, dos jóvenes valores de este barrio que un día en mi despacho me retaron para hermanar Pino Santo Alto con Teror, y que yo fuera pregonero de estas fiestas, sólo falta que los dos ayuntamientos -Teror y Santa Brígida- lo recojan a través de sendos acuerdos plenarios. Les doy las gracias a todos y todas por tener esa ilusión y empeño de ver crecer su barrio y cómo no por ser grandes amigos míos. La fiesta está pregonada. A partir de ahora, sepamos disfrutarla. Una vez más mil gracias por la atención prestada y les ruego, con el corazón en la mano, me respalden con estas fiestas que ya comienzan a lo que invito a todos/as a participar en los actos lúdicos y religiosos, pues la fiesta es de todos y para todos. Saludos y buenas noches”.

Un aspecto de la plaza durante el pregón

Un aspecto de la plaza durante el pregón

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